Sólo por este poema,
inmenso,
inolvidable,
ya merecias pasar al Olimpo (si es que existe) de los poetas.
"A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
qe tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero"
(Orihuela, 10 de enero de 1936)
¡Que gran poeta eras / eres, Miguel!
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